GOOGLE NOS VUELVE ESTÚPIDOS?
La red se está convirtiendo en un medio universal, en el canal a través del cual me llega la mayor parte de la información visual y auditiva que se asienta en mi mente. Las ventajas de un acceso tan instantáneo a esa increíble y rica reserva de información son muchísimas, y ya han sido debidamente descritas y aplaudidas. “Tener una memoria artificial perfecta”, señaló Clive Thompson en la revista en línea Wired, “puede llegar a ser de gran utilidad en el proceso del pensamiento”. Pero tal ayuda tiene su precio. Como subrayó en la década del 60 el teórico de los medios de comunicación Marshall McLuhan, los medios no son meros canales pasivos por donde fluye información. Cierto, se encargan de suministrar los insumos del pensamiento, pero también configuran el proceso de pensamiento. Y lo que la red parece estar haciendo, por lo menos en mi caso, es socavar poco a poco mi capacidad de concentración y contemplación. Mi mente ahora espera asimilar información de la misma manera como la red la distribuye: en un vertiginoso flujo de partículas. Alguna vez fui buzo y me sumergía en océanos de palabras. Hoy en día sobrevuelo a ras sus aguas como en una moto acuática.
Y no soy el único. Cuando comparto mis problemas con la lectura entre amigos y conocidos, casi todos con inclinaciones literarias, muchos confiesan que les pasa lo mismo. Mientras más usan la red, más trabajo les cuesta permanecer concentrados cuando se trata de textos largos. Algunos de los bloggers que leo con regularidad también han empezado a mencionar el fenómeno. Scott Karp, quien escribe un blogsobre periodismo en línea confesó hace poco haber abandonado del todo la lectura de libros. “En la universidad me gradué en literatura y solía ser un lector voraz de libros”, escribe. “¿Qué ocurrió”? , se pregunta, y aventura una respuesta: “¿Qué tal que hoy en día todas mis lecturas las haga en la red no tanto porque haya cambiado mi manera de leer, es decir, por comodidad y conveniencia, sino porque cambió mi manera de pensar?”.
Bruce Friedman escribe con regularidad un blog sobre el uso de computadores en medicina y también ha señalado cómo internet ha afectado sus hábitos mentales. “He perdido casi completamente la capacidad de leer y asimilar un texto largo en la red o incluso impreso”, escribió hace unos meses. Docente de patología de vieja data en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, Friedman se extendió un poco más en una conversación telefónica que sostuvo conmigo. Su manera de pensar, dijo, ha adquirido una cualidad entrecortada, como de staccato, que a su vez es reflejo de la manera como escanea apartes cortos de texto de muchísimas fuentes en línea. “Ya no sería capaz de leer Guerra y paz”, admitió. “Perdí la capacidad para hacerlo. Es más, tengo dificultades a la hora de absorber un blog de más de tres o cuatro párrafos. Empiezo a leerlo en diagonal”.
Sin embargo, un par de anécdotas no prueban nada. Podemos seguir esperando los experimentos neurológicos y psicológicos que nos den un panorama más claro y definitivo sobre cómo el uso de la internet afecta la cognición. Con todo, un trabajo publicado sobre los hábitos investigativos en línea, realizado por académicos de University College de Londres, sugiere que bien podemos encontrarnos en medio de un mar de cambios en lo que concierne a la manera como leemos y pensamos. Como parte de un programa de investigación de cinco años, los académicos analizaron el comportamiento en línea de los visitantes de dos muy conocidos portales investigativos: uno, operado por la British Library, el otro, por un consorcio pedagógico del Reino Unido, portales que ofrecen acceso a artículos de publicaciones periódicas, libros electrónicos y otras fuentes de información textual. Encontraron que la gente que utilizaba los portales evidnciaba “una actividad similar a la que ocurre cuando se lee por encima…”, saltando de una fuente a otra y rara vez volviendo sobre una de las fuentes ya consultadas. Por lo general, los usuarios no leían más de una o dos páginas de un artículo o un libro antes de brincar a otra página. Algunas veces seleccionaban y descargaban un artículo largo, pero no se puede saber si volvieron sobre el texto y en efecto lo leyeron. Los autores de la investigación informan:
“Es evidente que los usuarios, cuando leen en línea, no lo están haciendo en el sentido tradicional del término; es más, hay indicios de que nuevas formas de ‘lectura’ están surgiendo en la misma medida que los usuarios examinan horizontalmente, a golpes de vista, títulos, tablas de contenido y resúmenes, en busca de resultados rápidos. Casi pareciera que entran en línea para evitar leer en el sentido convencional de la palabra”.
FUENTE
http://www.revistaarcadia.com/periodismo-cultural-revista-arcadia/articulo/sera-google-esta-volviendo-estoopidos/21228
http://www.revistaarcadia.com/periodismo-cultural-revista-arcadia/articulo/sera-google-esta-volviendo-estoopidos/21228
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